Según sus fabricantes un televisor puede funcionar, incluso sin apagarlo nunca, 11 años, mientras que un LCD, casi 7. Lo que quiere decir que a razón de 6 horas al día, un televisor (cualquiera sea su tecnología) podría funcionar en su casa durante 30 años, sin fallar nunca. En estos términos, la vida útil de los televisores está comprendida entre las 60 000 y 100 000 horas, pero de qué hablamos exactamente? Pensemos un segundo: entre el encendido que falla, los componentes que se funden, los píxeles que mueren y el sistema de retro iluminación que con el tiempo da una imagen amarillenta, se puede apostar que la vida útil y efectiva de un pantalla plana es bastante inferior a esos 30 supuestos años.
Si está fuera de garantía, a veces es preferible cambiar el televisor
Cuando el televisor ya no está cubierto por la garantía de fábrica, la reparación de las averías cuesta generalmente casi tan caro como sustituir el televisor.Recientemente tuvimos ante los ojos un presupuesto de reparación que rozaba con los U$S450 para un LCD de 32 pulgares sin más de 2 años de vida.
Es un hecho ya conocido y probado: los LCD pierden luminosidad. Si los pantalla plana se reparan mal (o no deberían ser reparados), se puede esperar que, por lo menos, lleguen a viejos en buen estado. Pero, aparentemente, no es el caso. Esto es lo que reveló un estudio llevado a cabo por la organización "60 millones de consumidores" y el Laboratorio Nacional de Metrología y pruebas de ensayo de Francia. Ambas organizaciones sometieron televisores LCD y plasma a unfuncionamiento intensivo que equivalía a 6 años y 5 meses de utilización.
Resultados: los televisores LCD pierden entre el 20 y 40 % de su luminosidad, su tiempo de respuesta se degrada, lo que acarrea efectos de desgaste, como manchas que se forman en ciertos lugares de la pantalla (colores sobre los bordes de las figuras que aparecen, presencia de una línea horizontal persistente). Si no es posible corregir ni estas manchas ni el tiempo de respuesta, la pérdida de luminosidad, en cambio, es sólo un problema menor, dado que todos los televisores LCD del mercado son excesivamente luminosos de fábrica. Basta con modificar los parámetros del televisor para asegurarse una restitución correcta en el curso del tiempo.
En el caso de los plasma es más grave. Porque las pruebas y los test demuestran una desviación de la temperatura de colores. Al cabo de 6 años de utilización la imagen tienden al color amarillo o anaranjado, la gama de los azules pierde matices, y los efectos de marcaje o marcado se hacen más evidentes. Si bien en las últimas generaciones de televisores plasma se han hecho enormes progresos en lo concerniente a esta última cuestión (a través de técnicas que hacen desaparecer estas imágenes residuales), el problema de la desviación de temperatura de los colores permanece sin solución. De hecho, incluso modificando los parámetros de configuración, es imposible alcanzar la imagen y el brillo originales.
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